16.12.06

CATITA RECAVARREN, POETA LIMEÑÍSIMA

“Yo soy una poetisa rodante. Improviso en el microbús, en el carro, en el ómnibus y memorizo para copiar en cuanto llego a mi casa.”Catalina Recavarren
Leo sobre un simposio internacional en la Universidad de San Marcos, en el que una participante canadiense habló sobre ‘El cuerpo de la prostituta en la poesía de Catalina Recavarren’. Viene a la memoria esas gratas conversaciones con Catita, en que hacía derroche de ingenio, humor y criollismo.
En los años 60, Catalina se adelantó al reconocimiento del pisco. Alzaba su copa en elegante estilo porque, para ella, nuestra bebida era la mejor del mundo. Bebía y lo paladeaba.
Tuve la suerte de viajar con Catita en una gira por varias ciudades europeas con destino final Jerusalén, a un congreso mundial de escritoras y periodistas. Éramos catorce mujeres y Catalina la engreída. Improvisaba poemas en cada lugar y ordenaba que la grabáramos.
Catalina, Cata, Catita, alta, caminar pausado, voz grave, risa rápida, memoria prodigiosa, inmediatas respuestas, ingenio a chorros.
Fue escritora de todos los temas. En 1939 escribía libretos para ‘El Momento Infantil’, en Radio Nacional. Fue profesora largos años y al recibir las Palmas Magisteriales dijo: “Lo que yo me merezco son palmazos”.
Presente en toda actividad cultural en la íntima, cuadrada Lima de los años 50, 60 y de la populosa urbe de los 70 y los 80. Hasta su muerte en 1992. Limeña auténtica, que vivía en la segunda cuadra del jirón Moquegua, cerca de su querida Asociación Nacional de Escritores y Artistas, del Negro Negro, de las contadas galerías de arte y de la Plaza San Martín.
Paseaba con sus amigas Chabuca Bustamante y Rosita Hernando por el Jirón de la Unión y de un grupo de varones salió el saludo atrevido: “Adios viejas putas”. Ella no demoró en decir: “Vieja será tu madre”.
Catita tenía publicados más de diez libros. En ‘Chanfaina’ dice: “Toda mi vida es un embrollo: voy del Bolívar a Santoyo, y nada acierto a saborear; pues si el ‘champagne frappé’ me espanta el chicharrón se me atraganta”. En ‘Memorias de una desmemoriada’ escribió: “Sérvulo: el que bebía e incendiaba los paisajes. El que ‘crucificaba’ aun más sus Cristos. El que –a la manera del Quijote- veía princesas en todas las mujeres. El que nació en Ica, se aquerenció en Lima y se nacionalizó en el mundo. No es sólo de un Perú, de un pueblo, de una raza…Es por su exuberante vida, por su descomunal corazón: el Sérvulo de todos”.
Recordaba con orgullo a sus abuelos, tíos, primos…mencionaba a los Recavarren, a los Ulloa, a los Aubry y se felicitaba de haber tenido buena familia y excelentes amigos. Decía: “Nací en Barranco, donde han nacido treinta y siete buenos poetas…yo seré la regular .”
No lo era. Fue exquisita y sensible. La inolvidable Catita.
Elvira de Gálvez

13.12.06

¿Dónde fueron todos esos años?

¿DÓNDE FUERON TODOS ESOS AÑOS?
Ética., Eva, Meche y yo caminamos por el Bosque de San Isidro. Es nuestra tarde de visitar galerías de arte y nos hemos reencontrado con obras de Fernando de Szyszlo, sus recuerdos personales, fotografías, firmas de personajes famosos. Mientras nos dirigimos a otra cercana galería, hablamos todo el tiempo. Recordamos telas con las que hacían nuestros vestidos cuando éramos niñas. Percala dice una…Etamina…aporta otra. Meche rie y dice “Sí que estamos viejas, nadie sabría ahora de lo que estamos hablando.”

Mujeres mayores, en buen estado físico, en actividad y con excelente disposición. Ética se dedica a la cerámica escultórica, Eva siempre ha sido excelente fotógrafa y ahora la fotografía visual y los ‘scanners’ le ofrecen nuevos retos. Meche siempre será para muchos la artista que con sus vidrios ha llevado color a casas y restaurantes y yo sigo con mis escritos para mi propio placer. Recientes acontecimientos me han puesto a pensar ¿dónde han ido a parar todos esos años que he vivido? ¿Qué ha sucedido con tantas personas a quienes no veo con frecuencia? Esa gente que he conocido en la movida cultural limeña y periodística de los últimos cuarenta años.

En esta súbita onda de la nostalgia, leo que Marcel Marceau, el célebre mimo francés que tiene ochenta y cuatro años, asegura que no tiene intención de retirarse. Pienso “bien por él”, pero veo en la foto un viejito que no se parece en nada al Marceau que, en su primera visita a Lima, me abrazó con ganas delante de los fotógrafos en el Club de Periodistas diciéndome “Vamos a darle celos a tu marido”.Pienso cómo no van a pasar los años si entrevisté a Elda Di Malio, recién egresada de la Escuela de Bellas Artes con el primer premio y el año pasado presentó exposición antológica, con obra realizada durante cuarenta años. Venancio Shinki, su compañero en la vida y en el arte, es uno de los venerables maestros del actual panorama plástico al que continúa aportando excelentes obras… Lo conocí muy joven, yendo de la Escuela de Bellas Artes a su estudio fotográfico y de allí al diario Expreso donde era cumplido artista gráfico.

La Reina Isabel de Inglaterra, ¿cómo es posible que sea esa señora tan mayor y seria? Fue dueña de mi fantasía cuando la veía con su hermana Margaret, en los noticieros de cine, paseando en calesa y agitando su pequeña mano en saludo al pueblo.

El Coro de la Universidad Cayetano Heredia lleva el nombre de Jean Tarnawiecki, la mamá de todos los coros del país. El Hospital de Rehabilitación tiene el nombre y los apellidos de Adriana Flores Rebaza, coetánea y amiga del cogollo. Los reconocimientos en vida.Llos años no deben pesarnos. Hay que mantenerse activos, interesado en todo, vigilar la comida y los ejercicios diarios. Tener presente la cita de Maurice Chevallier, ese nunca igualado actor y chansonnier francés: “La vejez no es tan mala cuando uno considera la alternativa”.

Elvira de Gálvez