Una lectora uruguaya me envió el siguiente mensaje:
"Hoy trato de escribir, de encontrar el ritmo justo, la palabra sonora y libertaria que exprese lo que siente alguien después de leer "Barranco: entre el jacarandá y el mar". Libro prestado por una mano amiga que por serlo sabía cuánto gozo tendría con todo el contenido de vida, recuerdos, sentimientos que afloran en cada rincón de un barrio pleno de risas, cantares y portentos.
Abuela y nieta recorren, paso a paso, las jubilosas calles, con atenta mirada a la gente, a casas y jardines, deseosas de libar en ellas las lecciones de vida que dejan a su paso.
El cielo, el mar, el arenal de la playa junto al barranco siempre presente, entablan un diálogo perenne con el viento, la brisa y la armonía, en una comunión de amor entre gente que trasciende un tiempo y un espacio tan queridos.
Por todo ello y mucho más, comprendo, admiro y felicito a Elvira de Gálvez, quien trasmite con sabia sencillez y generosa espontaneidad, sentimientos profundos escondidos en ideas preciadas y claras .
Y, en comunión fraterna digo: GRACIAS uniendo las dos patrias: el Perú y el Uruguay queridos.
Hilda Ariarco de Caballero
18.8.06
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